miércoles, 3 de agosto de 2011

El deshielo oficial

Pocas horas después de la derrota en la capital, el kirchnerismo comenzó a evidenciar nuevos deshielos en su núcleo político. El primero en desprenderse casi con perfecta autonomía fue el piquetero y ex funcionario kirchnerista Luis D´Elía, que volvió a llevar a las calles la protesta social que sus ¿ya antiguos? aliados políticos en el gobierno nacional habían domesticado hasta convertirlo en una patota de reacción contra manifestaciones opositoras.

Crítico duro frente al kirchnerismo desde su cuenta en Twitter y abierto a los ojos de los medios, D´Elía, quien todavía manifiesta en público su apoyo a una reelección de Cristina Fernández, marchó por el centro porteño repudiando la represión mortal de las fuerzas de seguridad jujeñas sobre las familias que ocupaban los ingenios de la familia Ledesma, una cuestión de la cual el kirchnerismo duro de Olivos ya tomó distancia. “Fue un grave error haber ido a ballotage. Regalarle este escenario a la derecha 15 días antes de las primarias fue absolutamente innecesario”, escribió el ex funcionario kirchnerista, sacando a la luz las críticas que muchos, alrededor de la misma presidenta, prefieren mantener en silencio.

Aníbal Fernández, por su lado, profundizó desde su rol de voz cantante del Gabinete nacional la teoría del “aquí no ha pasado nada”, minimizando el panorama de un ballotage cada vez más latente para octubre bajo la consigna de que aún el kirchnerismo es “la primera fuerza nacional”.

Las elecciones primarias del 14 de agosto, sin embargo, continúan nuevamente bajo discusión luego de que la jueza Servini de Cubría declarara que “peligran las primarias”. Por ese motivo, el Ministro del Interior Florencio Randazzo volvió a reunirse con la magistrada, aunque todavía sin definiciones acerca de cuál podría ser, hoy por hoy, la verdadera performance electoral de un oficialismo que, hasta hace pocas semanas, se consideraba ganador indiscutido.

Incluso desde el costado “intelectual” del kirchnerismo volvieron a escucharse las críticas del deshielo, por parte del filósofo Ricardo Forster, quien repitió, como antes del ballotage, que “faltó construir un proyecto más firme”.

La cuota de deshielo kirchnerista más impensada, sin embargo, llegó por parte del propio Daniel Scioli, quien habría abandonado su rictus de sometimiento absoluto a los caprichos de CFK para trazar lo que, según ya circula en algunos sitios de noticias, podría ser un “pacto Scioli-Macri”, en obvia referencia al 2015. Una fecha para la que los dos políticos parecen ahora recobrar una seria proyección presidenciable, cuando el kirchnerismo ya no pueda soñar con más reelecciones.

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